RODRIGO ARENAS BETANCURT, POR SIEMPRE¡
Escultor y escritor antioqueño nacido en la vereda El Uvital, municipio deFredonia, octubre 23 de 1919. Reconocido por su obra monumentalista, en la cual plasma su afán por resaltar las epopeyas del pueblo colombiano y los personajes que han formado la cultura de la nación.
Rodrigo Arenas Betancourt estudió en el Instituto de Bellas Artes de Medellín, en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Bogotá, en la Academia de San Carlos de México, en la Asociación Libre de Arte La Esmeralda de México y realizó múltiples viajes de estudio a lo largo del continente americano y Europa. Desempeñó diversos oficios y trabajos. Siendo niño fue agricultor, más tarde, en su pueblo y en muchos lugares de América y Europa, fue tallador de Cristos, cartero, imaginero, ayudante y obrero de escultores y muralistas como Pedro Nel Gómez; ayudante de escenografía en los Estudios Azteca de México; maestro, profesor, colaborador, reportero y escritor de revistas nacionales y extranjeras; fotógrafo de arquitectura y, principalmente, escultor.
Su taller estuvo localizado en el municipio de Caldas, al sur de Medellín, donde trabajaba en compañía de ayudantes y aprendices. Arenas Betancourt fue asesor artístico de la Universidad de Antioquia, ministro consejero de la Embajada de Colombia ante el gobierno de Italia, fundador y profesor de la Escuela de Artesanías Ciudadela de México.Como artista manejó múltiples técnicas como el dibujo, el retrato, el autorretrato y la acuarela. Utilizaba materiales duros y blandos, pero la versatilidad y maleabilidad del cemento, le permitió incursionar en yeso policromado, pasta de yeso con azúcar, hierro, madera, piedra, bronce, concreto y basalto.
Desde los años cincuenta, Arenas Betancourt dedicó su vida al desarrollo de monumentales esculturas encargadas por el gobierno o las grandes empresas del país. Hoy día muchas de ellas son puntos de referencia e identidad de ciudades. En Colombia y México sus obras fueron ubicadas en plazas, parques, pueblos y universidades. Algunas de sus obras: La guacamaya herida (1959), de 2.50 metros de alto, escultura en concreto que se encuentra en Cuernavaca (México); las Cabezas monumentales de los héroes de la Revolución Mexicana: Moreno, Hidalgo, Juárez y Zapata (1959), ubicadas en diferentes lugares; Bolívar desnudo (1956-1962), obra en bronce de 10 metros de alto, ubicada en la Plaza Bolívar de Pereira; Homenaje al general José María Córdova (1957-1964), en la plaza principal de Rionegro (Antioquia); Largo viaje del vientre al corazón del fuego (1964-1966) en el edificio Beneficencia de Antioquia; Cristo Prometeo (1965-1968), de 6 metros de altura, ubicada en la Universidad de Antioquia; Prometeo (1968-1970), en bronce y concreto, de 18 metros de alto, ubicada en la plazoleta de la misma universidad y convertida en su emblema; Monumento a los lanceros, conmemorativo de la batalla del Pantano de Vargas (1968-1971), de 33 metros de altura, ubicada en Paipa (Boyacá); y Las Bananeras (1974-1978), monumento recordatorio de la masacre de 1928 en Santa Marta, ubicada en Ciénaga (Magdalena).
Además del Bolívar Desnudo, en Pereira también están esculturas de gran formato como el Homenaje a los Fundadores: fuego, herida y oración (1968 – 1969) ubicado en la Circunvalar, igualmente existe un Prometeo en la Universidad Tecnológica de Pereira; otra obra importante localizada en Pereira es el Cristo sin Cruz, ubicado en la iglesia de Fátima, que llegó a Pereira en 1965 y generó gran polémica en su momento, igualmente existe un gran mural llamado El Campesino y la Seguridad Social, ubicado en la Carrera 6 con calle 20 de Pereira.
Rodrigo Arenas Betancourt participó en exposiciones individuales y colectivas en España, Francia, Estados Unidos, México, Colombia y varios países de América. Fue ganador del Premio Nacional Artes Plásticas de Colombia en 1975 otorgado por Colcultura. Sus principales obras literarias son los relatos autobiográficos Crónicas de la errancia, del amor y de la muerte y Los pasos del condenado.
Antes de ser el gran escultor de barro y hierro que todos conocen, desempeño trabajos que le exigían más que sus pequeñas manos y su talento para dibujar: fue vendedor ambulante, pescador, recolector de café, albañil, ayudante de arrearía… “en pocas palabras un buen paisa” como el mismo se describió en una entrevista en 1988.
Muchas veces, antes de su rápido ascenso a la fama, el escultor pensaba desistir por que moriría de hambre en un país en el que como el mismo se describía era “emigrante”, hasta que la fama toco su puerta, y él la recibió con un “tarapazo, por que no le gustaba que le tomaron fotos, ni que lo reconocieran en la calle, para él la fama era lo peor de ser artista”.
Luego de realizar varias obras en México y de varias visitas esporádicas a Colombia, Arenas regresa definitivamente a su país en 1964, en donde realiza importantes obras entre las que se destacan el hombre creador de energía ubicado en la Universidad de Antioquia, el monumento a la raza en la Alpujarra, Bolívar cóndor que se encuentra en la Plaza de Bolívar de Manizales, El Bolívar Desnudo de Pereira entre muchas otros monumentos.
Aquel pequeño hombre de rastros campesinos, 1.60 metros de estatura, una larga barba espesa y canosa, ojos profundos y negros, mirada penetrante y tímida a la vez, delgado y con vestimenta de chico siendo grande, había alcanzado lo que muchas artistas tan solo sueñan: El reconocimiento por su labor artística, y con ella la fama.
“luego de haber viajado por el mundo, de haber perseguido mujeres por callejones oscuros en cualquier país donde estuviese, de haber amado lo que quiso amar, regresó a su pueblito, en donde mostró la persona común que era, con la que uno se podía sentar a hablar horas y horas acerca de historia, porque de eso si sabia y de eso era de lo que hablaba” dijo Javier Moreno.
Y además de la historia y el arte, las mujeres y el whisky eran su otra pasión, donde encontraba refugio y consuelo, en donde escapaba de la fama que repugnaba, en donde despistaba las horas y embelesaba a la muerte para ganarle la batalla a su propio ser “ porque soy mi personaje, mi propia víctima” como lo expresó Arenas.
Belisario Betancourt Ex presidente de Colombia, lo definió como un itinerario de transmutaciones vivenciales en guerra civil consigo mismo y con el entorno, combatiente contra la resignación y el conformismo, gladiador contra el mundo y sin escudo.
“Lo que más recuerdo de él es su vicio por la mujer, se declaraba amante del amor y de las mujeres, expresaba que sin ellas no podría vivir” dijo Ana* una de las mujeres que fue tocada y dibujada por Rodrigo, en uno de los hoteles de Fredonia.
Así como sus obras expresan carácter e identidad, su personalidad era arrolladora y sin tapujos hasta su lecho de muerte, en el que dijo: “si pudiera ya estaría borracho. Después de trasegar veo que el mejor invento de la humanidad ha sido el vino”.
Sus últimos suspiros de vida fueron en Fredonia, tierra que lo vio nacer y morir y que engendró al más grande escultor colombiano de todos los tiempos. El maestro inquietante y revolucionario, mueve corazones con sus trabajos artísticos, y dejó expresada su alma en cada una de sus obras, que son los significados andantes y vivientes de su ser.
Bibliografía:
Rodrigo Arenas Betancourt, Whisky, Prostitutas Y Humildad Detrás Del Maestro”. BuenasTareas.com. Recuperado 09, 2010, de http://www.buenastareas.com/ensayos/Rodrigo-Arenas-Betancourt-Whisky-Prostitutas-y/803276.html
Arenas Betancourt. Un realista más allá del Bogotá, Villegas Editores, 1986