GUSTAVO ADOLFO RENJIFO RECIBIRÁ EL HOMENAJE “TODA UNA VIDA DEDICADA A LA MÚSICA ANDINA COLOMBIANA”
El Ex director del Festival Mono Núñez entre 1994 y 1997 y Ex director del programa Vivir Cantando de la Radio Nacional, también se ha destacado como escritor del libro de crónicas “Colombia es una Nota”, publicado por el Ministerio de Cultura en 2010.
El padre de Gustavo Adolfo Renjifo, José Vicente Renjifo, fue alumno del Maestro Antonio María Valencia y como director de Coros contribuyó notablemente al desarrollo de la vida cultural del centro del Valle del Cauca en la décadas de los 60 y 70 del siglo XX. Su madre Estela también fue alumna de piano del maestro Valencia y perteneció a la familia Romero Lozano, de marcada vocación hacia las artes musicales y escénicas.
Desde los siete años Gustavo Renjifo comenzó a tocar el tiple orientado por su padre, quien además le dio la iniciación a la música, y con los referentes que entonces tenía de la ejecución de nuestro instrumento insignia, como Pacho Benavides, Mario Martínez y Peregrino Galindo, comenzó a explorar su técnica y a inventar su propio estilo musical.
La influencia de Julio Verne incentivó en su niñez el espíritu creativo y la pasión por la transformación de la naturaleza al servicio del hombre y lo motivó a estudiar ingeniería civil, profesión que siempre ha ejercido armoniosamente con la música. Su trabajo con el agua, las comunidades y el medio ambiente, ha marchado de la mano de su proceso de creación de canciones, dejando en ellas una huella clara en sus temas, los cuales abordan el amor desde la perspectiva de la integralidad del ser humano con la naturaleza, la justicia y la paz.
Gustavo recibió enseñanzas directas de grandes músicos vallecaucanos como Benigno Mono Núñez, Álvaro Romero Sánchez y Diego Estrada Montoya, y de estudiosos del folklore como Octavio Marulanda Morales, Guillermo Abadía Morales y David Puerta Zuluaga. Los conocimientos recibidos de ellos, su pasión por la música clásica, el estudio y práctica de muchas formas musicales tradicionales de Colombia y Latinoamérica, la influencia de la nueva canción latinoamericana, los Beatles y los baladistas de los años 70, conforman un bagaje de donde se alimenta su hacer musical.
Gustavo Renjifo desarrolló un estilo inconfundible de tocar el tiple, caracterizado por su fuerza y el equilibrio entre melodía, ritmo y armonía, que son los tres elementos que deben conjugarse en la ejecución de este maravilloso instrumento.
En el campo de la creación de canciones, el conjunto de su obra es a la vez innovador y tradicional, y comparte seguidores en sectores de distintas tendencias, a manera de puente generacional, puesto que partiendo de formas y estilos reconocidamente tradicionales, ha propuesto nuevos caminos de expresión que han servido de motivación a muchos jóvenes compositores e intérpretes. El bambuco “La Llamita” es su canción más representativa, que cuenta con centenares de versiones y es considerada por los estudiosos del tema como la canción que marca el comienzo del proceso de revitalización de la música andina que se inició en 1975 con la creación del Festival Mono Núñez y el sinnúmero de espacios de similares que le siguieron, lo cual ha desembocado en la proliferación de nuevos intérpretes, repertorios y estilos.
Otras canciones de Gustavo Renjifo son el torbellino “Caballito de Ráquira”, y los bambucos “Agüita Alegre”, “El Abrazo” y “Los Trenes”, en los que se manifiesta su pensamiento humanista, su enfoque ambiental y la mirada a las realidades de nuestro país. Especial importancia en su producción tienen las canciones con textos de grandes poetas como Carlos Castro Saavedra y Octavio Gamboa, entre las cuales se destacan los bambucos “Vestida como el Campo” y “Me gusta tu olor a penumbra”. Estas obras van más allá de la simple musicalización del texto y constituyen una entidad artística en la que los elementos musicales como la armonía, la melodía y el ritmo, interpretan fielmente el sentido del poema en completa síntesis para producir la canción.
Un lugar especial ocupa en el afecto de varias generaciones las canciones infantiles del disco titulado “Matrimonio de Gatos” con letras del poeta Carlos Castro Saavedra. Muchas niñas y niños de Colombia y otros países latinoamericanos han tenido la oportunidad de formar su sensibilidad en los aires tradicionales de la región andina colombiana y a la vez cultivar su sentido poético con ellas.
Desde el año 2012 se dedica de tiempo completo a dar conciertos, componer canciones y perfeccionar su interpretación del tiple solista. Dicta talleres de creación de canciones a niños y adultos y estudia las nuevas tendencias de la música colombiana.
Tiene tres hijos: Mariana, Catalina y Daniel, y cinco nietos. Comparte su vida con la cantautora antioqueña Luz Marina Posada Montoya, quien es su fuente de inspiración y maestra musical.
“Toda la vida he estado abrazado a un tiple. Es una extensión de mi cuerpo, un elemento de mí ser que me identifica, que extiende mi capacidad de expresarme. Cuando tenía siete años mi papá me puso un tiple en las manos. Al igual que mis demás hermanos, me gustaba la música y cantaba en el coro delos niños cantores de Buga que dirigía mi papá y que integraba con mis tres hermanos y mi mamá- En la casa el tiple era elemento corriente de la vida familiar, no era un mueble, un utensilio o un aparato más. Era un elemento de gran significación, un símbolo, un elemento de identidad. Tocaban tiple mis tíos Bernardo Romero Lozano, Daniel, Julio y Flavio, mi papá y sus amigos cercanos. Cantaban bambuco y pasillo y se reunían hasta la madrugada a cantar, conversar y comer tostadas de plátano que como crocantes monedas que hacía mi mamá. En una deliciosa mezcla convivían Mozart y Morales Pino, Beethoven y Luis A Calvo, Debusy y José A Morales”.
Gustavo Adolfo Renjifo es también integrante de Cantandina, la Corporación de Cantautores de la Música Andina Colombiana. El reconocimiento “Toda una vida en la música andina colombiana” se dará en el marco del 39 festival Mono Núñez.