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FALLECE SONIA MARTÍNEZ, COMPOSITORA COLOMBIANA

Imagen de Sonia Martínez, lograda en el pasado encuentro de Cantautores del 46 Festival Nacional en Antiioquia Canta Colombia. Foto por Diego Fernando Tabares

Con motivo del fallecimiento en la ciudad de Medellín de la cantautora Sonia Martínez, les quiero compartir un artículo publicado por la revista digital COMFAMA, en el cual se hace una bella semblanza de la vida de doña Sonia, quien además de su espíritu musical que la llevo a dejarnos un gran legado musical, fue una gran conversadora, siempre nos hizo reír en cada encuentro para celebrar sus ocurrencias.

Hasta los 65 Sonia le dedicó la vida a su familia. Con los hijos fuera de casa y tras la insistencia de sus amigos, decidió hacerle caso a la voz interior que siempre le habló de ser cantautora. Una historia de cómo siempre se está a tiempo para hacer lo que le apasiona.

Una niña pecosa y pelirroja. Una niña cantarina, que lleva su guitarra adónde va, que se disfraza de colores y se convierte en el alma de la fiesta con sus coplas y piezas repentistas. Una niña que encontró al amor de su vida, se entregó de lleno a él, y convirtió su pasión, la música, en una constante compañía. Así vivió Sonia Martínez de Aguirre sus primeros 65 años.

Cuando se preguntaba si estaba haciendo lo que le gustaba, su respuesta siempre era: sí. Gozaba de amor y encanto. A los 7 años se presentaba en el Teatro Bolívar con su guitarra; a los 18 era bilingüe; a los 25, esposa enamorada; a los 30, mamá; a los 40, profesora de música; y a los 60, abuela.

El tiempo que Sonia le dedicaba a su pasión, la música, transcurría en las clases de guitarra que dictaba, los villancicos que cantaba con sus cinco hijos, y las escenas de humor que inventaba para las celebraciones familiares. En su interior había una idea dormida. Una intención que, por «pudor», no se atrevía a compartir.

¿Qué van a decir de mí?, se preguntaba. Le ganaba la vergüenza. Ella había decidido, como tantas mujeres colombianas del siglo xx, dedicar su vida a la familia. «El romance, el novio, el mar y la luna me cogieron…», narra.

Sonia tenía más de 60 años cuando Piedad, su niña consentida, fundó su propio hogar. Sus otros hijos habían crecido, se habían ido de la casa materna. Tal vez, era la oportunidad, postergada, para darle un papel protagónico a las canciones.

De 63, se atrevió a dar el primer paso: les propuso a dos de sus alumnas fundar un grupo musical. Se llamó Cántaro, y con él interpretó boleros y son cubano en varias ciudades del país. Entonces, esa idea secreta durante décadas le daba mariposas en el estómago. Sin embargo, el pudor regresaba y se preguntaba ¿sí valdrá la pena lo que yo tenga por decir?

Bastó un comentario al aire, a finales del 95, para que esas mariposas empezaran a salir, a volar. «Qué triste que ningún miembro de Cántaro componga canciones», dijo un ingeniero de sonido, en el estudio en que grababan su primer disco. Entonces Sonia, la de la constante duda, se sentó bajo algún árbol de La Pintada, y pasó las vacaciones de diciembre escribiendo melodías en un bloc.

Coclí coclí, como llamaban a los escondidijos en la Medellín de 1940, fue el primer bambuco que compuso. «Sepan que estoy componiendo», le advirtió a Cántaro, y les cantó su ópera prima. «¡Mándelo al Festival Mono Núñez!», fue la reacción inmediata. Ella dudó. Una mujer mayor, desconocida, no tenía por qué viajar al Valle del Cauca a competir por el máximo premio de la música andina colombiana.

Finalmente, el grupo la convenció de postular su canción, con la condición de que la interpretara una cantante conocida. Pero sucedió algo inesperado: cuando los jurados la escucharon, pidieron que se presentara Sonia misma a mostrarles su bambuco. Cinco meses después de haber nacido bajo el sol del Suroeste, Coclí coclí, su primera canción, se ganó el Gran Mono Núñez. La vida de Sonia cambió: pudo asegurar, con toda firmeza, que tenía mucho qué decirle al mundo con su voz.

Vino otro Mono Núñez en 1998. Dos premios Hatoviejo Cotrafa. Conciertos, homenajes. «Entraste por la puerta grande», le dijo un viejo amigo. «Cómo te admiro», le decía su esposo, Alfonso. Pareciera que la vida hubiera esperado, pacientemente, a que Sonia llegara a los 66.

Ya pasaron más de 24 años de Coclí coclí. Hoy Sonia mantiene, siempre cerca, un bloc de papel y un lápiz, para anotar cada palabra bonita o una frase que oye en la radio. Cualquier casualidad puede darle vuelo a sus mariposas de colores”.

Sonia Martínez interpretando su bambuco Coclí Coclí en el festival Mono Nuñez.

Sonia Margarita del Perpetuo Socorro Martínez Arango de Aguirre es el corto nombre de una extraordinaria cantautora antioqueña nacida en Medellín el 30 de julio de 1930.

Se inició en la música desde muy joven en la academia del profesor Gabriel Mejía en Medellín, y luego con diversos profesores particulares y en el Colegio de Música de Medellín.

Hizo parte del grupo “El Quinteto” bajo la dirección del maestro Mario Gómez Vignes, así como de “Por el gusto de cantar” con su hija María Piedad Aguirre quien es también excelente cantante. Posteriormente integró el grupo “Cántaro” con Anita Echavarría y Claudia Restrepo en la parte vocal y el acompañamiento musical de Guillermo Betancur, Jairo Gómez y Nury Hernández.

Después de muchos años de trajinar en la interpretación musical con su excelente voz y su bien tocada guitarra, de presentarse en muchísimos escenarios nacionales como solista unas veces, otras con su hija María Piedad, otras con su grupo “Cántaro”, etc., es apenas en 1996 cuando decide incursionar en el campo de la composición y autoría de temas musicales, actividad en la cual ha logrado resonantes éxitos.

Baste decir que en este breve lapso ha obtenido el primer puesto a la obra vocal inédita en el famoso concurso “Mono Núñez” en dos ocasiones: en 1996 con su bambuco “Coclí Coclí” en su propia voz, y en 1998 con el pasillo ”Contradicciones”, presentado en el concurso por la también antioqueña Delcy Yanet Estrada, quien a su vez obtuvo el “Gran Mono Nuñez” como la mejor intérprete del evento, entre todos los participantes. Solamente un mes después de este triunfo en el “Mono Núñez” nuevamente una obra suya es ganadora del primer puesto a la canción inédita, esta vez en el “XII Festival Hato Viejo Cotrafa”, el vals “Por qué?”, defendido en el concurso con su propia voz. Y nuevamente, como si poco fuera lo anterior, en octubre del mismo 1998, su bolero “No fué tu mejor noche” ganó el primer premio a la canción inédita en el “VIII Festival Metropolitano de la Canción Bolero” realizado en el Teatro Metropolitano de Medellín. Su pasillo “Para bien, o para mal” fué finalista en ‘Antioquia le canta a Colombia’ en su versión XXIV de 1999.

En agosto de 2000 nuevamente gana el primer premio a la obra inédita vocal en el “X Festival Nacional del Pasillo” de Aguadas con su pasillo “Las callecitas de Aguadas”, defendido en el concurso por la excelente cantante huilense Luz Niyireth Alarcón.

Ha grabado un disco como solista, uno en compañía de su hija María Piedad y dos con su grupo “Cántaro”.

Su obra es, no obstante sus pocos años en plan de compositora, extensa y de gran variedad: boleros, bambucos, pasillos, música tropical, etc… Dentro de sus composiciones podremos citar, además de las ya mencionadas ganadores en diferentes concursos, las siguientes: “Llanto de Gardenias” como homenaje póstumo a Isolina Carrillo la compositora cubana de “Dos Gardenias”, “Lara” en recuerdo de gran músico poeta mexicano, “Te invitaré a seguir”, “El amor es un juego”, “El porno pasillo”, “Sensualidad”, “Sinrazones”, “La siembra”, “Macho Man”, y “El cuarto de San Alejo” en recuerdo del odontólogo, musicólogo y tiplista Guillermo Londoño, y otras muchas más.

Créditos:

Página web revista Comfama

Página web Funmúsica