EL “GRAFITI INVERSO” SE TOMA EL MUNDO.
Artículo tomado de www.eltiempo.com.co
Este estilo consiste en elaborar diseños mediante la limpieza de superficies sucias.
Al grafiti convencional le apareció competencia. En las calles del mundo empieza a ganar espacio el reverse graffiti (grafiti inverso), un estilo que no utiliza pintura porque elabora sus diseños mediante la limpieza de las superficies que están teñidas por una oscura capa de polución.
“La idea surgió al ver la contundencia que tenían mensajes como ‘Lávame’, que escribía la gente sobre los parabrisas de los carros”, explica uno de sus creadores, el británico Paul Curtis o ‘Moose’, como es conocido en la escena callejera.
Otro referente de esta nueva tendencia es Alexandre Orion, llamado ‘Ossario’. Sus herramientas son simples: un trapo húmedo, un cepillo -que no es necesario en todos los casos- y una plantilla de madera, como las que se utilizan para el ‘esténcil’, sobre la que no se aplica pintura sino agua a presión para levantar los residuos de musgo, polvo y smog de las paredes.
Según cuenta ‘Moose’, lo intentó por primera vez en 1999, en un mugriento túnel de Leeds (Inglaterra).
En esa ocasión solamente necesitó de una media vieja y un poco de agua. “En la mayoría de países no es ilegal limpiar algo que está sucio.
En Dinamarca sí podría haber problemas, porque hay una ley que prohíbe tocar los objetos públicos”, comenta este británico, cuyo trabajo está influenciado por el de artistas como Andy Goldsworthy, que trabaja con elementos de la naturaleza para alterar el paisaje.
También, el escultor David Mach, que utiliza objetos como revistas y llantas. Paul Curtis, director de teatro y Disc Jockey , ha intervenido muros de Estambul, Londres, Berlín, Copenhague, Oslo, Melbourne, Bruselas, Nueva York, Los Ángeles y San Francisco, entre otros lugares.
En esta última ciudad estadounidense, hizo la que quizás es su obra más famosa, un paisaje enorme en el túnel Broadway. Y según le aseguró a EL TIEMPO, pronto se verá la inmaculada firma de ‘Moose’ en las calles de Latinoamérica, tan llenas del hollín, que él aprendió a embellecer.