“LAS VOCES DEL SECUESTRO” SEGUIRÁ AL AIRE.
ARTICULO TOMADO DE www.eltiempo.com.co
Hoy, es una red social que presta apoyo médico, jurídico y sicológico a las víctimas.
El día en que John Frank Pinchao logró salir a la libertad se supo que el programa radial Las Voces del secuestro es el cordón umbilical de los secuestrados con sus familias.
Pinchao contó que los plagiados esperan el programa todos los sábados, pues pueden enterarse de todo lo que pasa con sus familias, gracias a los mensajes que los familiares envían.
Después, los demás liberados que salieron confirmaron la noticia. Las Voces del Secuestro y la voz de su creador, Herbin Hoyos, se habían convertido en la compañía de los civiles, militares y policías secuestrados en diferentes sitios de Colombia.
Las declaraciones de Pinchao sobre este tema le dieron al programa un efecto mediático insospechado. Voces del Secuestro no sólo tuvo la ‘sintonía’ de los secuestrados, también reconocimientos: el de Clara Rojas, cuando en medio de la rueda de prensa tras su liberación, ella reconoció la voz de Herbin que la llamaba entre la multitud de periodistas que colmaban el auditorio y saludó al hombre cuya voz se había convertido en su compañía durante los años de secuestro; el abrazo fraterno de Ingrid Betancur cuando lo vio por primera vez en el aeropuerto militar de Catam, en Bogotá, y lo llamó ‘hermano del alma’; y meses más tarde, el Premio Nacional de Paz 2008 por su labor.
Sin embargo, es este mismo trabajo el que tiene a Herbin Hoyos fuera del país, a raíz de la última amenaza, que se dio hace ocho días, cuando organismos de seguridad le advirtieron que habían descubierto un plan para matarlo. Su red de apoyo mantiene el proyecto, que comenzó hace ya 14 años y que ha ido creciendo como una legión humanitaria en diferentes partes del mundo.
Red, al aire
El sueño de trabajar por los secuestrados comenzó cuando el propio Herbin salió de un secuestro. En 1995, decidió renunciar en Caracol, donde trabajaba como periodista y se había destacado como corresponsal de guerra cubriendo diferentes conflictos armados en varios países, para montar un programa radial que sirviera de puente entre los plagiados y sus familias. Como no le parecía ético recibir un sueldo por ello, porque considera que es indigno lucrarse con el dolor de otros, le propuso a la emisora hacer el programa sin sueldo.
Entonces comenzó a tejer una red de colaboradores. Primero, fueron algunos periodistas, abogados, amigos y colegas que se unieron a esa causa, de forma voluntaria, porque no había plata para pagar y porque el fundamento de ese propósito está en una labor desinteresada y humanitaria. Por eso, generó la figura del voluntariado.
“Conozco la filosofía del voluntariado y lo que hice fue crear un comité ejecutivo internacional. Convoqué a esta causa a Carlos Peñaloza, un periodista colombiano en el exterior, a Héctor Mora, a otro periodista en Israel, Helmut Levy, al doctor Orlando Henao (colombiano vinculado al parlamento europeo) y con ellos creamos ese primer proyecto”, dice Herbin desde Madrid, adonde viajó para estar a salvo,
Luego, les ofreció a varias universidades la posibilidad de que estudiantes de últimos semestres participaran en el programa a través de una figura que denominó ‘experiencia profesional’. La idea era vincular a alumnos de periodismo, psicología y derecho para que hicieran la práctica cón él.
Posteriormente, se montó la figura de apoyo a víctimas de la violencia, a través de la donación de servicios profesionales de médicos, abogados y psicólogos, y fue así como a la causa se sumaron profesionales en lo que se llamó el banco de tiempo.
“Se trata, dice Herbin, de ayudar de forma integral a las víctimas a través del tiempo que pueda dedicar un profesional. Por ejemplo, si me llega un abogado, yo le pido que me dé dos horas semanales de su tiempo para que se apersone del caso jurídico de una víctima; si es un médico, se le pide que done también dos horas semanales de su tiempo para atenderlo, y si tengo un psicólogo que también done tiempo, se le pide que en esas horas colabore con la atención a la familia o a la víctima”.
Hoy se tiene el apoyo de personas en Estados Unidos, Japón, China, Australia, Francia, España, México, Venezuela y Ecuador.
Toda esta red de voluntarios, estudiantes o profesionales, llega al programa a través de referencias de personas que hacen parte de la red. Se reciben las hojas de vida, pero existen filtros para ser aceptados.
Paralelamente a los estudiantes y profesionales, el proyecto creó la red que llamó ADN, un grupo de personas que se dedican a hacer la investigación, búsqueda y localización de fosas. Es un trabajo coordinado con la Fiscalía y un apoyo inicial a la labor que la Unidad de Derechos Humanos y de Justicia y Paz realiza en este tipo de casos.
En todo esto, también está la familia de Herbin, a la que considera su legión de apoyo, a pesar de las vicisitudes que este trabajo le ha generado. Son sus padres y sus cinco hermanos (uno de ellos, Húber, trabaja directamente con él en la parte administrativa y logística del programa) que han sido su soporte emocional, especialmente cuando ha tenido que salir del país por amenazas.
Los ex secuestrados también se han unido a la red humanitaria aportando sus vivencias. Ellos siempre pasan por el estudio, hacen el programa al aire y se convierten, al menos por una vez, en los conductores y directores de Las voces del secuestro.
Esta red le permite hoy tener la certeza de salir al aire donde esté. “Todo está montado para que el programa se haga siempre, aunque Herbin esté fuera del país, como ahora”, explica Húber. Hay ya gente entrenada, libretos y un esquema específico. Además, Herbin estará desde los estudios de la cadena Ser, en Madrid; luego, usará sus contactos para seguir desde cualquier ciudad.
Y en Europa sigue trabajando también en el montaje de la caravana que recorrerá en noviembre varias ciudades de España, Francia e Italia, hasta llegar a Roma, en donde tendrá cita con el Papa. La idea es seguir llamando la atención sobre los secuestrados y sobre las víctimas del conflicto armado.
CLAUDIA CERÓN CORAL
Redactora Domingo a Domingo