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Adiós a Joe Arroyo, gigante colombiano de la música.

Fotografía tomada de www.eltiempo.com.co


Y aunque es posible que en América Latina haya quien no conozca su nombre, lo más probable es que todos hayan escuchado al menos algunos acordes del más grade de sus éxitos: “Rebelión”.

Esa salsa pegajosa que dice: “No le pegue a la negra”.

“Es la salsa más importante que tiene el país. De hecho, puede ser la canción más importante de Colombia”, le dijo a BBC Mundo Mauricio Silva, autor de una biografía del cantante que falleció este martes en la clínica de Barranquilla en la que estaba ingresado desde finales de junio.

“Tiene una música espectacular y el país entero la baila y la canta”.

“Pero también es un manifiesto profundísimo. Una crónica en la que ‘el Joe’ condensó la historia entera del pueblo negro de América Latina”, explicó.

Y lo que la letra de “Rebelión” hizo por la historia, el conjunto de la obra de Arroyo también lo hizo por la música, pues en él convergieron todos los ritmos negros de ese caribe en el que nació, creció y murió.

Eso le garantizó un lugar en el Olimpo de la música negra del Caribe, en el que según Silva sólo alcanzan Bob Marley, Celia Cruz, Ismael Rivera, Benny Moré y, por supuesto, el Joe.

“África en América”

La inmensa obra de Arroyo -autor de 107 canciones, 40 de las cuales llegaron a ocupar el primer lugar de popularidad- va mucho más allá de la salsa y no se puede resumir en una canción.

Pero no deja de ser emblemático que tanto “Rebelión” como la historia de Arroyo tengan su punto de partida en Cartagena, ciudad a la que Silva describe como “la más negra de toda Colombia”.

Tiene una música espectacular y el país entero la baila y la canta.

Mauricio Silva, biógrafo de Joe Arroyo

La canción, “en los años 1600, cuando el tirano mandó”.

La vida de Arroyo, el 1ro de noviembre de 1955.

“Nació en Nariño, que es el barrio de los palenqueros en Cartagena”, cuenta Silva.

Y, como resultado, creció hablando esa lengua criolla de origen bantú, herencia de los esclavos cimarrones que se establecieron al sureste de la ciudad, a finales del siglo XV, que son los protagonistas de “Rebelión”.

El pequeño Álvaro creció además acunado por los numerosos ritmos de origen africano que convergían en el puerto de Cartagena.

Ritmos como la soka, el calipso, la salsa y el merengue, pero también la salsa africana y otros propios del folklore negro colombiano como la terapia, la champeta y el porro, que más adelante él se encargaría de investigar, rescatar y fusionar en un ritmo único y propio: el “joesón”.

“Él es la gran representación de todo: los porros, la salsa, el calipso, África…”, le dijo a BBC Mundo su biógrafo

“Joe es la prueba fehaciente de África en América”, afirmó.

Debut en un burdel

El Joe comenzó a escribir su leyenda a muy temprana edad.

Según Silva, “desde los dos años estaba cantando. Lo celebraban mucho las tías, lo llamaban las emisoras”.

Jose Arroyo comenzó su carrera cantando en casa de tolerancia de su natal Cartagena de Indias.

Y a los ocho años empezó a cantar en los burdeles de Cartagena, convertido en un precoz cantante profesional.

“Luego, un arzobispo supo del cuento, mandó a llamar a Joe y lo metió en un coro”.

Ahí conoció a otros músicos importantes con los que empezó a hablar en serio de música, a interesarse por en serio por su herencia musical.

Y el resto, como se dice, es historia.

A los 13 años, Arroyo se escapó de casa y dejó atrás los burdeles de la zona de tolerancia de Tesca, donde seguía cantando, para integrarse a una orquesta de Barranquilla llamada “La Protesta”.

En 1973 se convirtió en el vocalista principal de la popular orquesta de salsa “Fruko y sus Tesos”, con la que algunos años atrás ya había grabado el éxito “El ausente”, y con la que recorrió el mundo.

Y en 1981 fundó su propia orquesta, “La verdad”, con la que desarrolló el “joesón” y se consolidó como uno de los grandes de la música tropical.

“Entre 1985 y 1994 Joe Arroyo no tenía comparación en el mundo de la salsa”, afirma Silva, autor de “El centurión de la noche. La vida cantada de Joe Arroyo”.

“Como alguna vez me dijo un amigo, entre el 85 y el 94 el Joe era Pelé”, le dijo a la BBC.

Y más entusiasta aún era un grafitti aparecido en una esquina bogotana –Calle 67 con Carrera 7ma, para mayores datos- que en 1989 anunciaba: “El Joe es Dios”.

Las muchas muertes de el Joe

La intensa vida de Arroyo, su capacidad para sobreponerse a las tragedias, y sus flirteos con la muerte, también contribuyeron a aumentar su leyenda.

En 1983 el cantante fue desahuciado por un problema de tiroides, y la prensa anunció su muerte “por una sobredosis de drogas”.

En el año 2000 los medios lo volvieron a dar por muerto, luego de que un coma diabético se combinara con neumonía mientras estaba de gira por Barcelona.

Y dos años después, la muerte de su hija Tania, a causa de un problema cardíaco, no le impediría cumplir con un concierto previsto para el día siguiente y le inspiraría la canción que lleva su nombre.

“En sus canciones está el mapa de su vida, las mujeres que lo traicionaron, los cachos que él puso, sus drogas”, explica Silva.

Pero el actor Jair Romero, quien interpreta a Arroyo en la telenovela “El Joe, la leyenda” -que se empezó a transmitir en Colombia apenas dos meses antes de la muerte del cantante- prefiere destacar sobre todo su calidad humana y su sencillez.

“Cuando uno habla de la música colombiana, el referente es Joe Arroyo”, le dijo a BBC Mundo.

“Pero él era un man muy sencillo, un vocero del pueblo, que dijo lo que el pobre quiere expresar”.

“Además, pesar de su grandeza se quedó en la costa, se quedó en Barranquilla. No como otros que se van a Miami”, destacó.

Y a pesar de sus numerosos problemas de salud, Arroyo nunca dejó de componer, viajar, bailar y cantar, llegando a realizar más de 200 presentaciones en vivo por año, muchas veces alternando entre el escenario y el hospital.

“Por eso no hay, no va a haber nadie como Joe Arroyo”, dijo Romero.

Por eso el artista estaba supuesto a recibir el Premio Especial de la Academia del Grammy Latino a su trayectoria el próximo 9 de noviembre.

Por eso Colombia entera estuvo pendiente de su salud desde que fuera internado en la clínica La Asunción de Barranquilla, el pasado 27 de junio, por un edema pulmonar y afecciones en sus riñones.

Y, por eso, todo el país, y el mundo de la salsa, lo lloran.


Artículo tomado de http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias

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